Juan Morales de la Garza
Los sumisos siempre tienen una excusa, se saben bendecidos por el solo hecho de ser víctimas, como si todas las indulgencias las ganaran así, pero entre sus quejas, berrinches y corajes, pierden nuevamente, y a cada instante, su logrado premio de fe. Es un asunto de paciencia, ecuanimidad y constancia, lograr hacer trámites de forma ágil en cualquier dependencia de gobierno, sea de nivel municipal, estatal o federal, sea organismo descentralizado o cualquier tipo de institución que se le parezca, se tiene un conflicto de intereses enorme, cada trámite debe pasar por varias manos, requiere anexar una serie de documentos en los que se tendrá que visitar diversas ventanillas, así sean datos repetitivos, o inútiles, pues en alguna época se pedía tal o cual papel, y ahora, tan solo por tradición, se requiere presentar en infinidad de veces, hacer copias de todo y para todos… somos, por así decirlo, despilfarradores de las horas hombre, de los papeles inservibles, de los turbios recovecos de la burocracia.
Reitero como en otras ocasiones, “Capacidad y Voluntad”, son los elementos clave para que funcione todo, tal parece que no existe vocación de servicio, que el objetivo es sostener la corrupción a como dé lugar, pues cada dificultad en el movimiento de un engrane, necesita el aceite de la dádiva, y así, poder hacer andar el camino de la administración pública.
En el sexenio anterior, Felipe Calderón anunció un concurso al respecto de agilizar trámites, fue una luz en el camino que entusiasmo a más de alguno, sin embargo, fue relumbrón y al poco tiempo letra muerta… por aquellos días, escribí una carta al Sr. Presidente, felicité el entusiasmo de la propuesta, y me puse a disposición para colaborar en la creación de un “Protocolo Nacional de Trámites Oficiales”, programa orientado a simplificar al máximo todo tipo de trámites en los tres órdenes de gobierno, aclaro que mi propuesta fue limpia y profesionalmente honesta, sin intención de agarrar chambita o huesito en el sistema. Establecí en aquel comunicado, que las duplicidades innecesarias en los requisitos de los trámites y la falta de uso de tecnologías vigentes, se han convertido, y aun al día de hoy, en una fuga de recursos económicos y humanos de proporciones gigantescas, y que aunado a eso, es uno de los motivos que inhiben la inversión privada en el país, sea de extranjeros o de connacionales, así bien, se dio acuse de recibido he hicieron mutis, con mucha cortesía, con toda diplomacia, pero con nulo interés.
Un “Protocolo Nacional de Trámites Oficiales” tiene por objeto la drástica simplificación de cualquier trámite en cualquier parte del territorio nacional, sea en la institución que sea, es decir, si todas las dependencias recurren a un solo centro de información, valoran y califican los datos bajo el mismo criterio, cruzan datos entre unos y otros, entre otras muchas otras facultades y bondades de dicho protocolo, pues cualquier ciudadano, con su simple cédula de identificación, con CURP y demás datos validados oficialmente, con todos los candados legales y logísticos que garanticen su buen uso, podría realizar todo tipo de funciones administrativas en todo lugar, y eso, estimados lectores, tiene un valor incalculable, y si además, todo pudiera presentarse en línea a un previo de revisión, pues imagine la de vueltas y filas que se ahorra la gente, pero sobre todo, la disminución de corrupción, el aumento en la cultura de transparencia, la aplicación de programas administrativos realmente eficientes, un sinfín de bondades que solamente necesitan una buena planeación, y sobre todo... “Capacidad y Voluntad”.
Son dos retos enormes los que cualquier ciudadano enfrenta al ir a una ventanilla, el trato humano y la agilidad administrativa, ahí vemos historias de todo tipo, en la institución que sea, si bien es necesario estar en regla en todo, actualizar y cumplir con el orden impuesto por el bien de todos, también es necesario incentivar la cultura de cumplir, la cultura de la formalidad, los valores honestos y éticos con el respeto a la pluralidad, a la diversidad… pero los encargados de eso, no tienen ni la menor idea de cómo lograr una mejoría en éstos temas, seguimos siendo un pueblo sumiso.
Lo que no es medible, no es perfectible… esa máxima la aprendí hace mucho tiempo en la universidad, pero he de decir, que la educación misma de nuestro pueblo, no establece un estándar adecuado para medir, tema de extensión y relevancia que en otra colaboración abordaré, pero que en el presente caso, y sin ánimo de desviar la atención a otra cosa, la creación del protocolo que ya antes les he descrito, establece los criterios de medición en cada nivel de actividad, así, de una forma simple y sin muchas complicaciones, se alimenta un “Sistema de Evaluación de Servicios al Ciudadano”, mismo que en todo momento, está orientado a facilitarnos la vida, crear mejora continua y de rebote, ahorrarnos tiempo, dinero y esfuerzo.
Como toda buena intención, se corre el riesgo de quedar solamente en eso, una simple y llana intensión, pero es el precio de una sociedad desorganizada, apática, sumisa… lo estamos pagando todos, y solamente todos podemos detener éste asunto, con la salvedad de un pequeño detalle, los ciudadanos, nosotros, realizamos labores productivas que mantienen el país en marcha, con una economía activa, y los directamente responsables de diseñar e implementar estas cuestiones de la administración pública, son nuestros empleados de gobierno, los casi funcionarios públicos, que están muy faltos de la vocación de servicio, de la visión de mejora de ésta sociedad… Lo sé y me doy por enterado, se dio acuse de recibido he hicieron mutis, con mucha cortesía, con toda diplomacia, pero con nulo interés.
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